Nuestro Papa Francisco, antes de convertirse en el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, se desempeñó en múltiples tareas religiosas que lo llevaron a trasladarse por distintas provincias del país, ¿pero sabías que vivió en nuestra ciudad?
En 1990, Bergoglio llegó a la Residencia Jesuítica de Córdoba donde permaneció hasta 1992, para oficiar como confesor y colaborar en el cuidado de sus hermanos religiosos más ancianos.
Durante estos años, la Manzana Jesuítica fue testigo de cómo el, por entonces, sacerdote jesuíta caminaba desde su habitación en la Residencia de la Compañía de Jesús a la Capilla Doméstica en calle Caseros para rezar y realizar sus prácticas.